El hambre hizo al poema y le concedió un final de marinero en alta mar con una bella esquela. A los peces no les debió gustar tal manjar y andaban dando saltos por las olas en busca de otras ondinas más nutrientes. En el fondo -del mar-, son todos unos vendidos (materile, ile, ile...). Así que de vuelta al mismo escenario, con mucha protección lunar y más ganas si caben de un buen postre, decidí que esta vez me lo comería yo misma sin poner ningún reparo a la imagen que sirvió para ese poema. Aún ando haciendo la digestión. Será porque no me gusta el dulce o los cadáveres demasiado exquisitos. O porque nunca me ha gustado que me dejen marcas. Para eso ya están los poemas cosidos como anclas en algunas historias, clavados como arpones en otras.sábado, 23 de abril de 2011
POESÍA PATENTADA
El hambre hizo al poema y le concedió un final de marinero en alta mar con una bella esquela. A los peces no les debió gustar tal manjar y andaban dando saltos por las olas en busca de otras ondinas más nutrientes. En el fondo -del mar-, son todos unos vendidos (materile, ile, ile...). Así que de vuelta al mismo escenario, con mucha protección lunar y más ganas si caben de un buen postre, decidí que esta vez me lo comería yo misma sin poner ningún reparo a la imagen que sirvió para ese poema. Aún ando haciendo la digestión. Será porque no me gusta el dulce o los cadáveres demasiado exquisitos. O porque nunca me ha gustado que me dejen marcas. Para eso ya están los poemas cosidos como anclas en algunas historias, clavados como arpones en otras.