miércoles, 21 de septiembre de 2011

CRISTAL OSCURO, CASI TRANSPARENTE

Algún día escribiré que mi vida fue desastrosa. Ahora se derrite el hielo en un vaso de alcohol. Agito una bola de nieve con una playa paradisiaca y una joven bailando en su orilla. Nadie te decía cosas bonitas por la mañana, dices. No las necesitaba. Mi vida es un desastre, mi vida…Mientras era virgen todos me adoraban. Mientras no pensaba, mientras no decía. Pero contigo era caprichosa la tortura a la espera del cataclismo con nosotros como supervivientes. Nos creíamos inmortales. Nos dictábamos cartas de vuelo por las noches, incendiarias mariposas de aceite que morían al amanecer en la victoria de la luz. Echábamos monedas al violinista del metro que más nos hiciera llorar. El universo iba hacia atrás y nosotros desafiábamos al color del cielo. Había una vecina que siempre pedía azúcar…una noche la oímos relinchar. Al día siguiente nos regaló una tarta de arándanos y nunca más volvimos a saber de ella. Mis manos subrayan la palabra exilio sobre mi piel. Pero también escriben que mis horas están a un metro del paredón. Nieva sobre la playa artificial. Quien baila también está temblando de frío. Pienso en el vacío. Mi deseo se llena de vacíos. En mis muslos, el certificado de urgente. Dónde estabas entonces?. Acaso crees que puedes venir ahora a ofrendarme tu mayor renuncia? Hay un mar embravecido en mis entrañas. Hay un náufrago. La ingravidez es su amante secreto. Y yo sólo quiero azúcar. Dime la hora en que te haces agua, insistes de nuevo. Yo te muestro el cristal del mundo donde sólo es perceptible una pequeña grieta al borde de ese mar quebradizo. Dos caballos salvajes juegan entre las olas. Mi vida fue un desastre, escribiré. Un vaso de hielo se hace pedazos a los pies de un solo de violín. ¿Te quedan monedas?.