jueves, 25 de agosto de 2011

SMS




(A Emilce Vergara)


Te adentras sin plano ni caminito de piedras. No importa el regreso. Vas dejando atrás pequeños altares con ofrendas de leyendas sin principio. Un Mickey Mouse en blanco y negro. Un peine de carey, una orquídea de porexpán. Caminas en la invisibilidad de tus huellas. Eres la nueva desmemoria. No buscas. Aquí se ha detenido un colibrí cronometrando la quietud del vuelo. Un huso pisoteado bajo un grafiti: ya no sangro, ya no espero. Lo que un laberinto contiene es nuestro afán de perderse. Es inútil dar vueltas. La salida es detenerse. Está ahí, de cuclillas mirando el horizonte. Inhala fuego fatuo en una pipa de agua. Aspiras y dictas tu testamento a la mayor brevedad posible: Te espero mañana, después de la resaca.

sábado, 20 de agosto de 2011

DANAE




(A Nuria Ruiz de Viñaspre)


Al Sur se le hace la boca agua. Liba los márgenes de la obscenidad en el alba mientras atraviesa guijarros de falso jade en el sexo de Danae. La virtud es una esmeralda pulida por el ansia. En los contenedores de basura maúllan sirenas pidiendo auxilio. Santo y seña en la recién nombrada caridad. La corriente arrastra la saliva de los discípulos del perpetuo socorro, más no hay sed en el catecismo de los pobres. Un plato de leche tibia será suficiente. Déjame ser la hambruna en la mecánica que araña vacíos en los cuerpos celestes. La victoria espera cuajada de estrellas mutiladas. Todos deberíamos nacer de la metamorfosis de un corazón roto. Las alcobas encierran en sus cajones a la forzada castidad en naftalina. Se abren las ventanas. Las aspas del ventilador remueven la pesadilla de agosto.

domingo, 14 de agosto de 2011

LUNA LLENA

Ombligo nocturno. Yaces en el éter de la desnudez. Algo nuevo acaba de empezar y sin embargo, te has aletargado en la ancestral arcada del tiempo. Excluyes ser un pez alevín encallado en un estático delta disfuncional. No es cuestión de branquias sino de aletas vigorosas. Nadas sin norte, sin oxigeno. Esta noche no necesitas más. Lo trágico sería acabarse dejándose llevar dócilmente por la ley que se describe en las enciclopedias escolares. Te has perdido en una galaxia más en esa náusea autodestructiva con las pupilas en blanco. ¿No ves la vía láctica del rigor postmortem?. La memoria te ha lanzado un cebo infame. No todo lo justo es necesario hoy. Queda el testimonio umbilical de un recuerdo. Que le corten la cabeza al cortador de césped. Bailemos o acabemos con esto de una vez por todas. Y a la Luna…que la parta un rayo.

domingo, 7 de agosto de 2011

PRUEBA DE VIDA

En el portal, el tiempo se enciende con un interruptor añejo de vibraciones que no siento mías. Es entonces cuando el diapasón de incidencias se pone a bramar saltándose los segundos de mes en mes, de año en año, de beso en beso. Y nada parece haber ocurrido bajo la monotonía de unos peldaños, salvo que falta el director de una orquesta que ponga orden a ese insistente desafino de emociones perdidas . El cuenta kilómetros del silencio es una niña con un farolillo corriendo por un largo pasillo (las prisas se visten cuando el universo está a punto de eclosionar en cualquier escalón de un portal oscuro). Salta en la rayuela donde los tacones se acoplan al tic-toc de un estampido balsámico. Un réquiem es asistido de infarto. El alfiler en el pecho ha sido encontrado en la biopsia del maestro de música. La batuta no es la prueba de sangre que buscaban. La niña se ha dormido dentro de un panal de estrellas. Nadie se atreve a despertarla. Arde en la mansedumbre del agua.

jueves, 4 de agosto de 2011

LA MIRADA DEL OTRO


(A Idoia Arbillaga)





Un cordero. Un cuchillo. Un cordero. Un vuelco de piedad. Se vislumbra el parpadeo del deseo bajo la percepción inmaculada de la inocencia. Una frase. Un sueño. Dos miradas que se arrumban en el hueco de un arcano que no espera veredicto. En el mismo sitio y a la misma hora -qué certera estrofa desde el sur del “quejío”- Que sigan cantando los niños en el coro de la clandestinidad. Bienaventurados ellos y sus voces acunando el ritual de lo indescifrable. A veces, el filo ácido del corte perfecto, otras el huidizo estigma de un proverbio, la ceniza testimonial sobre la candorosa frente. Un cordero. Escuchemos la aleluya final. Luego, que él elija su fortuna. Todo sacrificio es una renuncia, aunque duela.