domingo, 31 de julio de 2011

IMPENETRABLE

Lista para la travesía. Es posible que ni yo lo sepa pero he estado trenzando velas demasiado tiempo en la vigilia del libro de visitas (aviso a navegantes: construyan una corriente a mi favor, me dejaré ir mansamente. El silencio me hará libre). Quedo abierta al mar abierto. Me llevo la tiniebla como cuaderno de bitácora. Ya basta de llorarme en la aridez de la aurora, de lanzar la red con un señuelo impostor de fluorescencia . Hay un hueco en mi cuerpo que pide ser completado de verdades. Después, la marea obedecerá a su obligado despliegue . Que se lleve lo que quiera, pero que deje un limo de plenitudes, una rúbrica cincelada de instantes con patente de corso. Qué peso éste el del vacío que espera. Penétrenme y hagan su trabajo que yo daré cuenta de las pérdidas. Solicito clemencia a los querubines, los serafines y los informes condenatorios. Quiero romper el ciclo universal del desencanto. Somos agua al fin a al cabo. Respiremos en nuestro original principio porque sólo la verdad es soberana. Las olas perdonarán los cantos de sirena.

miércoles, 27 de julio de 2011

UN SUEÑO

Alguien es asesinado en la cantera de los náufragos. Un caballo relincha dentro de una caracola. Dos amantes se abrazan al centro de ellos mismos. Él abre la boca y una bala de plata traspasa el beso y la convierte a ella en ave del paraíso con una amapola amanecida en el corazón. Jardín inmenso. Tregua de primavera en Versalles.Cojo flores doblegadas a mis manos en ese jardín. Voy libre, con un ramo salvaje que no pesa. Una de aquí, otra de allá. Aguardan su ejecución el día más bello.Tengo una cita, pero no hay prisas. Alguien me observa y espera seranamente. No tropiezo en el traje, estoy acostumbrada a las enaguas. Oigo un trino a lo lejos. Quien me vigila me da paz: me ofrece su inabarcable oasis para que yo beba y escriba odas en colores. Estoy recogiendo testimonios.Son para mi sepelio. Soy el ave del paraíso. No me detengo en llorar. Siento la bala. Y no me hace daño.

martes, 12 de julio de 2011

Un hombre. Una mujer

Asistir al proceso de la mirada limpia es un concesión grandiosa que rara vez nos ofrece el devenir de lo cotidiano. No todos están preparados para ello. Distinguir el color verdadero que envuelve a la pupila (no son castaños, son café con hielo), la piel que el tacto vuelve microscópico al poro, hundirse en él como un ave ciega en un volcán a punto de erupcionar, respirar un océano en las sílabas que resbalan por los labios, llegar a la nuca-imán donde nace cada día el milagro de un aroma.

Pero, ¿y si somos mirados y no sabemos que lo hacen de esa forma?. Y si me pierdo?. Y si me pierdes?. Soy una mujer. Tú eres un hombre. Dos árboles nos contemplan desde sus hojas: hemos sido su ofrenda de sombra en un fragmento de la eternidad. Pero tú, hombre de muchos nombres, apenas llegas a saber cómo languidece una mujer antes de ser visto. No todos están preparados para ello. Hay un edén hecho de olvidos con ojos colgados como manzanas rojas. Una mujer, un hombre…todo lo demás sobra.