jueves, 29 de noviembre de 2012

BIRD DREAM

 
 


Entro por la puerta trasera del jardín.  A mi derecha, un arbusto me revela el sosiego de cuatro gorriones. Parece un prodigio que estén quietos, que mi presencia no les haga temblar entre las hojas. Me detengo ante la extrañeza de sus pupilas detenidas en un horizonte que no puedo alcanzar. Qué puede hacer un pájaro sino volar dentro de un sueño?. Estiro mi mano para tocarlos. Atravieso un encaje de niebla. Confunde la araña el hálito de su presa. De repente el frío. La rama es un precipicio de calma mortal y silenciosa. Serrín de plumas entre los dedos. Regreso a la hora del café. Alguien llora la tragedia de un salto. Danza ya con la perversidad de lo efímero. Salgo de casa por la puerta principal. Todo es silencio.
(A Daniel, in memoriam, que soñó antes de tiempo su primer vuelo)