miércoles, 5 de enero de 2011

Vísteme de largo

Esta dulce mentira siempre hambrienta
no me da nada a cambio.
Cierro los ojos.
Salgo sin manzana y sin agua a la vida
cómo un tránsito obligado.
Mi perro entiende mejor esto.
Paseo por la misma calle cada mañana
y veo un ciego caminando muy deprisa.
Tengo los ojos abiertos y el dolor acude a ellos.
Las lágrimas caen sumisas en el pavimento.
Hay un charco de preguntas.
Mi perro orina en él,
entiende que eso es la vida.
Cierro los ojos.
Aún busco algo de caridad en la belleza,
busco en la inquietud anegada por el hambre.
Hoy el ciego camina más lento y roza mis párpados:
Ha dejado caer una manzana.

© Cecilia Quílez
Vísteme de largo (Calambur, 2010)