martes, 5 de febrero de 2013

DOPING



El argonauta traspasa el dique surfeando sobre la madre de la fiebre. En las noticias, una calavera habla sobre la mano izquierda de su asesino.  Hay restos de hueso y pólvora entre los labios de la memoria. Piernas y brazos cercenados como muñones secos implorando el arrepentimiento de los feligreses. Mártires de la misericordia sin título ni sepulcro bajo el mármol de los templos. Nuestra niñita invierte un reloj de arena que oscila juguetón entre su índice y pulgar. Cuenta en cinco segundos su agonía. Yo que tanto quise no tengo ya valor. Oremos por la gula del plancton (voz en off. Interferencia canalla: Voy a comerte el corazón). Todo es relativo menos el hambre. Tu brújula devora en el sur el ansia de un hundimiento. Cinco segundos más. Vena, toma mi sangre y devuélveme la garganta. Concédeme la licencia de los cuerpos celestes. Y otro amanecer más en la clemencia de los expatriados. Uno, dos, tres…